CREAS (28 de marzo 2016)
¿Qué se necesita para innovar? ¿Qué nos impide innovar? Son algunas de las preguntas que Sylvio Campos, ejecutivo de Chrysalis, lanzó a la treintena de agricultores orgánicos y emprendedores en el rubro de alimentos procesados que se nuclearon en el Boot Camp “Competencias para innovar” que se desarrolló en el marco del proyecto FIC CÓDIGO BIP N° 30397533-0, titulado “FORTALECIMIENTO DE LA COMPETITIVIDAD DE LA AGRICULTURA ORGÁNICA REGIONAL, A TRAVÉS DE PROCESOS QUE PERMITAN MINIMIZAR LAS PÉRDIDAS POR EXCEDENTES DE PRODUCCIÓN” que ejecuta CREAS junto a la Comisión Orgánica de Agricultura del MINAGRI Valparaíso.
Entre los emprendedores de la región asistentes al taller, estaba Olga Mendoza, quien se ha dedicado a la agricultura desde hace 27 años y que, desde hace 4 años, pertenece a la Sociedad Agricultores Orgánicos del Valle del Aconcagua Ltda. Olga está dedicada al rubro de las hortalizas y está desarrollando una innovación alimentaria para producir condimentos como orégano y ciboulette pero deshidratados y listos para sazonar ensaladas.
También estaba Sergio Benavente quien pertenece a un colectivo integrado por cien parceleros ubicados en San Pedro – Quillota, el cual está dedicado al cultivo orgánico de la palta Hass. En alguna oportunidad han exportado y, en otras, se han focalizado al mercado interno; hecho supeditado a la cantidad de producción anual obtenida. Pero, desde hace un tiempo, desea innovar incorporando la hoja del palto en la elaboración de alimentos procesados. El paño de los parceleros está certificado por CERES, es una certificadora para agricultura orgánica / ecológica, el procesado de alimentos ecológicos, buenas prácticas agrícolas y buenas prácticas de manejo en la industria alimenticia, textiles ecológicos, y biocarburantes sostenibles.
Estos son dos de los agricultores que han desafiado la escasez hídrica y han visto en el drama una oportunidad para innovar. Tal es, también, el caso de los Bazaez (padre e hijo) quienes son, actualmente, conocidos como “Rey de la Quinoa” y que pertenecen a Petorquinoa – cooperativa abocada al cultivo de la quinoa.
Los Bazaez han desarrollado la frutilla con quinoa, una suerte de mote con huesillo, que revolucionó la quinta costa. La familia Bazaez se ha dedicado a la agricultura por más de tres generaciones y han sufrido los embates de la falta de agua. Don Bernabé (padre) prefirió arriesgar e innovar antes de vender su tierra y sembró 2 hectáreas con 30 kilos de quinoa, cosechando 1500 kg por hectárea. Ya sabían de innovación cuando decidieron reemplazar el mote con huesillo por mote con frutilla, toda vez que estas no habían podido ser comercializadas por no alcanzar el estándar requerido y fuesen usadas para re-crear esta bebida popular. Pero, el ímpetu innovador de don Bernabé y la necesidad de dar sustento a la familia, hicieron posible esta nueva versión de frutilla con quinoa donde se reunió la tradición agrícola parcelera de la familia y el amor resiliente por el cultivo de la tierra.
El Boot Camp les entregó mayores herramientas y capacidades para abrirse paso en la innovación, desde la idea hasta la comercialización del producto. Actualmente los agricultores que participan de este proyecto FIC están participando de un concurso interno para elaborar un producto innovador.